Testimonio de la IV Peregrinación Nuestra Señora de la Cristiandad (España)

D. Fernando Ignacio Altolaguirre Orbe, Pbro.

Capítulo San Francisco de Javier

«Ecce quam bonum et quam iocondum habitare fratres in unum»

Mañana preciosa en la abadía benedictina de Fontgombault, tras el paseo veraniego en estos días de descanso, y con el bullicio de fondo de los niños que juegan en el jardín de la abadía y las conversaciones de los monjes con sus familiares y amigos, que aprovechan estos días de verano para visitar este lugar tan magnífico, me siento unos momentos para poner por escrito lo vivido días atrás en la IV peregrinación de Oviedo a Covadonga organizada por Nuestra Señora de la Cristiandad.

Ha sido la primera vez que he podido acudir a esta convocatoria. Doy gracias a Dios nuestro Señor y a la Virgen, Nuestra Señora, por haber podido vivir esta experiencia de fe, de Iglesia y comunión.

Destacaría que la peregrinación a Covadonga ha sido un acontecimiento de fe, Dios ha sido el gran protagonista: todo lleva al encuentro personal con Dios. Desde el primer día en que llegamos a Oviedo, me ayudó muchísimo el momento de las confesiones en la catedral: poder escuchar a tantas almas que se acercaban con tantísima devoción a recibir el sacramento de la penitencia me ayudó a darme cuenta de la actitud necesaria para comenzar el camino. Dios nos quiere pequeños y humildes, necesitados de conversión. El ambiente en las caminatas ha sido excelente, rezo del Santo Rosario, cantos, meditaciones, etc. Y, después la Santa Misa, ¡con cuánto cariño y amor a Dios se ha preparado todo! ¿Es que Dios no se merece eso y más?

Sin duda, ha sido un acontecimiento eclesial; S.E.R. Mons. D. Jesús Sanz nos envió en nombre de la Iglesia. Porque ahí nos hemos reunido gente de diversos países, pero con un amor muy grande a Dios y a su Iglesia, que se ha materializado en la Santa Misa tradicional, la cual todos (grandes y pequeños) seguían con una piedad admirable, todos unidos con una misma lengua dando gloria a Dios. Esta experiencia me ha ayudado a descubrir que hay una gran esperanza en la Iglesia: Dios está bendiciendo muchísimo, y seguro que en este tiempo derramará muchas bendiciones en forma de conversiones y vocaciones.

Comunión, es lo que percibí desde mi llegada a Oviedo. Una organización tan extraordinaria no se improvisa, se nota que detrás de todo esto hay mucha oración y un deseo de trabajar juntos. ¡Con qué cariño nos han tratado a los sacerdotes, Y gente que no nos conocía de nada! ¡Qué generosidad y trabajo bien hecho por parte de los voluntarios! ¡Cuántas ganas de ayudarse los unos a los otros! Sin duda, se nota que hay mucho trabajo detrás. La experiencia con el capítulo ha sido genial, he tenido la suerte de acompañar al de San Francisco Javier, y la verdad que ha sido una bendición. Como sacerdote, no puedo estar más agradecido a cada uno de ellos. Mención especial merece la presencia de tantas familias que iban acompañados de sus hijos: ¡qué regalo y qué testimonio tan fabuloso! Realmente es hermoso ver cómo se transmite la fe de padres a hijos. Algún día, estos muchachos acudirán a la peregrinación acompañados de sus hijos.

Estos días han sido un regalo del Señor, espiritualmente y humanamente me han ayudado muchísimo. A la Virgen de Covadonga le he pedido por la Iglesia y por nuestra patria, pero también le he pedido la gracia de poder volver el próximo año acompañado de otras almas, para que puedan vivir la experiencia que este año he podido disfrutar junto a vosotros.