El Santo Sudario de Oviedo
Dr. D. Jorge-Manuel Rodríguez-Almenar, Presidente del Centro Español de Sindonología
Los evangelios sinópticos mencionan que José de Arimatea compró un lienzo para envolver el cuerpo de Jesús en su sepultura. Sin embargo, el evangelista Juan menciona otra tela en el sepulcro: «El sudario (soudarion) que había estado sobre la cabeza de Jesús» (Juan 20, 7). En aquel tiempo, un soudarion era un pañuelo más pequeño que podía cumplir diversas funciones, pero que, en ningún caso, podía confundirse con la mortaja usada para cubrir el cadáver en la sepultura definitiva.
En la «Cámara Santa» de la catedral de Oviedo (España), se conserva desde hace más de mil años un lienzo «sucio, manchado, y arrugado», que se proclama como el «Santo Sudario de Cristo» y que ha sido objeto de una veneración multisecular.
LA HISTORIA DE LA RELIQUIA
La referencia más antigua a la pervivencia del sudario de Cristo la encontramos en el Manuscrito de San Antonino Martin, escrito por los peregrinos de Piacenza que visitaron Tierra Santa en el año 570 d.C. El texto afirma que «cerca del lugar donde el Señor fue bautizado […] hay una cueva que dispone de celdas para siete (chicos) vírgenes […]. Se dice que allí se conserva el sudario que estuvo sobre la cabeza del Señor».
Sabemos que, durante la invasión del rey persa Cosroes II (el 614 d.C.), aquel lugar (enclavado en la actual Jordania) fue arrasado, pero la tradición afirma que un arca con reliquias se puso a salvo cruzando el Mediterráneo con dirección a España.
En el siglo séptimo, el puerto más importante del Mare Nostrum era Cartago nova, la actual Cartagena, y allí fue enviada el arca. Sin embargo, a diferencia de Palestina, Cartagena ya no era territorio bizantino, sino que había caído en manos de los bárbaros visigodos. Afortunadamente, san Isidoro, el hijo del anterior dux de Cartagena había sido nombrado arzobispo de Sevilla, y se había convertido en el ideólogo y mentor de la nueva monarquía.
El arca fue llevada a Sevilla y, tras la muerte de san Isidoro, trasladada a Toledo, la nueva capital del Reino de España. Allí estuvo presente durante la consagración del rey Wamba y contribuyó con su presencia a legitimar la monarquía visigoda. Por eso, al producirse la invasión musulmana de la península (el año 711 d.C.), se hacía necesario poner a salvo las reliquias que legitimaban la monarquía, así que una nueva «Arca Santa» salió de la capital con dirección a la Cornisa Cantábrica y a los montes de Asturias, más allá del territorio dominado por los musulmanes.
Existe constancia de la presencia del Arca Santa en el pozo de Santo Toribio, actualmente en el centro de una ermita que corona la cúspide del Monte Sacro, en el Principado de Asturias. Cuando Alfonso II, «el casto», rey de Asturias, eligió Oviedo como sede real; construyó en su palacio una torre dedicada a san Miguel y, en ella, una estancia para las reliquias que se llamó desde entonces la «Cámara Santa». Hoy día es la parte más antigua de la catedral de Oviedo y, en el centro de la estancia, se conserva todavía el Santo Sudario: la reliquia principal llegada desde Toledo en el Arca.
LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA DE LA RELIQUIA
Fue Mons. Ricci ーun sacerdote del Vaticano, fundador del Centro romano de Sindonología para el estudio de la Sábana Santaー quien inició el estudio científico del Sudario en 1965, y quien estableció la compatibilidad de ambos lienzos, con lo que empezó a vislumbrar la posibilidad de que el Sudario hubiera sido usado para cubrir la cabeza del ajusticiado durante el traslado desde la cruz al sepulcro. Esto es compatible con la costumbre judía establecida y explicaría que se hubieran usado ambos lienzos sucesivamente, retirando el Sudario al colocar el cuerpo en la Sábana.
Sin embargo, no fue hasta 1989 cuando despegaron definitivamente las investigaciones sobre el Sudario con la llegada del Equipo de investigación del Centro Español de Sindonología (EDICES) que ha abordado un estudio completo y multidisciplinar de la reliquia, presentado en dos congresos internacionales (1994 y 2007) y diversas publicaciones.
El método científico empírico, que se usa habitualmente en la medicina forense, permite llegar mucho más lejos de lo que la documentación escrita pudiera afirmar. Así que el estudio directo del Sudario ーcomo un documento escrito con sangreー ha permitido extraer una gran cantidad de datos que otorgan total credibilidad a la atribución del referido Sudario al caso de Jesús de Nazaret. He aquí algunas de las conclusiones obtenidas:
- El Sudario de Oviedo es un lienzo de lino, que ha sido hilado y tejido a mano (con torsión en Z), y contiene una gran cantidad de irregularidades e imperfecciones como corresponde a un tejido rudimentario propio del primer milenio de nuestra era.
- El Sudario ha cubierto la cabeza y la parte superior de la espalda de un hombre con cabello largo, barba y bigote, con heridas propias de una corona de espinas, que estaba muerto cuando se le colocó el sudario cubriendo la cabeza y que la posición de esta al producirse las manchas indica que el sujeto había muerto en posición vertical con los brazos en cruz y un apoyo en los pies.
- Las arrugas que conserva desde el tiempo de su uso, así como los hilvanes y los agujeros correspondientes, permiten conocer que la tela se ha sujetado sobre una cabeza humana, cosida fuertemente a las zonas del cabello y la barba, para evitar que se desprendiera durante la manipulación del cadáver.
- Al realizar el entierro definitivo, el lienzo fue retirado y espolvoreado con mirra (estoraque), áloe y otros ungüentos propios de un enterramiento de alta categoría social.
- La parte fundamental de la investigación, dedicada al estudio hematológico forense, ha concluido que las manchas existentes sobre el lienzo son de sangre humana, del grupo AB, principalmente diluidas con líquido de edema de pulmón agudo, plenamente compatible con el maltrato violento que supone una flagelación.
- Se han podido identificar, entre las manchas principales, las huellas de algunos elementos anatómicos propios de un rostro humano (sin que dichas manchas muestren propiamente una cara); básicamente, las huellas de una nariz y los labios del cadáver.
- La cantidad de líquido salido por la nariz y por la boca del cadáver durante su manipulación hasta el lugar del entierro definitivo apuntan a la existencia de algún tipo de orificio que ha permitido la entrada de oxígeno en los pulmones. Una de las manchas es compatible con la herida que produciría una lanza al atravesar el tórax del Hombre del Sudario.
- El equipo médico ha podido entender y reproducir la formación de cada una de las manchas principales del Lienzo y desarrollar una hipótesis plenamente coherente sobre el uso del Sudario, lo cual logra una posible reconstrucción de los hechos acaecidos durante su uso.
- El estudio de la mecánica de fluidos que han corrido sobre el rostro del Hombre del Sudario permite conocer la «topografía» del rostro (heridas, deformaciones, cortes, etc.), totalmente coincidente con la que muestra el cadáver visible en la Sábana Santa.
Las conclusiones obtenidas apuntan a la existencia de extraordinarias coincidencias entre las circunstancias de la muerte del Hombre del Sudario y el caso de Jesús, y la morfología de la cabeza y la posición de TODAS las heridas coincide con las del Hombre de la Síndone de Turín. Así que es la lógica la que nos exige pensar que la coincidencia matemática de las heridas exige que se trate del mismo cadáver, y que este no podría ser otro que Jesús de Nazaret.
Bibliografía básica:
- HERAS MORENO, G; VILLALAÍN BLANCO, J.D; SÁNCHEZ, J.A; RODRÍGUEZ ALMENAR, J.M. «El Sudario de Oviedo» Actas del II Congreso Nacional de Paleopatología (Valencia, 1993). pags. 337-357.
- VV.AA. «Sudario del Señor. Actas del I Congreso Internacional sobre el Sudario de Oviedo». Ed. CES. 492 págs. Oviedo 1996.
- RODRIGUEZ ALMENAR, Jorge M. El Sudario de Oviedo. Ed. EUNSA 138 págs. Pamplona 2000.
- GUSCIN, Mark. «La historia del Sudario de Oviedo». Ed. Ayuntamiento Oviedo. 240 págs. 2006.
- VV.AA. «Oviedo relicario de la cristindad. Actas del Il Congreso Internacional sobre el Sudario de
- Oviedo.» (2007) Ed. Ayuntamiento de Oviedo. Oviedo 2008.
PUBLICADO EN EL BOLETÍN «LAUDATE» Nº34 – JULIO 2024