Santa Teresa, ¿patrona de España?
D. Íñigo Serrano Sagaseta de Ilúrdoz, Capellán General NSC-E
En la clausura del convento de las MM. Carmelitas Descalzas de Calahorra, se conserva un cuadro de la santa abulense con una filacteria a sus pies que dice literalmente: “Santa Teresa Patrona de España.” Según relatan las monjas, esa inscripción estaba oculta hasta hace pocos años por otra posterior que decía: “Santa Teresa rogad por nosotros.” Modificaciones de este tipo fueron exigidas por la Inquisición, afectando a numerosos libros, memoriales, esculturas, óleos…
Esta curiosa historia de una pequeña obra de arte pone de relieve toda una realidad: Santa Teresa fue proclamada Patrona de España en tres ocasiones (1618, 1627 y 1812) pero las tres veces su patrocinio duró poco tiempo, ya que se establecieron pleitos, levantándose una fuerte polvareda entre los partidarios de Santiago y los de Santa Teresa e imponiéndose siempre el bando santiaguista. La idea de un copatronato pacífico entre ambos santos no fue posible.
Afinando un poco más en cada uno de los tres episodios, podemos afirmar que, en 1618, dentro del contexto triunfal de su post-beatificación, la proclamación como patrona tuvo lugar en el ámbito de las Cortes de Castilla.
En cambio, en 1627 el Breve del Papa Urbano VIII ya posterior a la canonización de la Santa, extendió este patrocinio “in universa hispaniarum regna”, haciendo referencia expresa a que debía ser sin perjuicio para Santiago.
Finalmente, fue en el siglo XIX cuando tuvieron lugar los últimos años de copatronato de Santa Teresa junto a Santiago. Se trata de una etapa de la historia de España en la que corren nuevos aires y la santa reformadora es considerada como un símbolo de modernidad.
La Constitución de 1812, recogió importantes cambios de carácter político, manteniendo a su vez sin ambigüedad el principio de la confesionalidad católica del Estado. El artículo 12 lo expresa claramente: “La religión de la Nación española es y será perpetuamente la católica, apostólica, romana, única verdadera. La Nación la protege con Leyes sabias y justas y prohíbe el ejercicio de cualquier otra”.
Pasados poco más de tres meses tras la promulgación de “la Pepa”, la Regencia publicó solemnemente el patronato de Santa Teresa sobre España el 28 de junio de 1812, patronato que como en las anteriores ocasiones terminó siendo abolido prontamente, en este caso en 1816. Durante el trienio liberal (1820-23) se restaura la Constitución de Cádiz y también el patrocinio de Santa Teresa, aunque sin la aprobación de la Santa Sede y con escasa repercusión social.
El último intento tuvo lugar a mediados del siglo XX, cuando a petición de los PP. Carmelitas se propuso a la Conferencia de Metroplitanos que la Seráfica Madre fuese considerada patrona secundaria, pero la oposición del Cabildo de Santiago de Compostela hace desistir de este último intento, muy poco conocido.
En todo este proceso podemos observar que están implicados a lo largo de los siglos las autoridades supremas del poder civil y eclesiástico, con sus diferentes intereses, pero además este fenómeno se reflejará en la historia del arte y en la literatura, campos en el que se verán implicados destacados escultores como Gregorio Fernández, pintores como Velázquez y maestros de la pluma desde Lope de Vega hasta Quevedo. Todo ello se plasmará también en la religiosidad popular, como se observa gráficamente en la multitud de estampas con la imagen de la Santa, que servirán para el canto de sus gozos: “Pues del seráfico arpón tu corazón fue pavesa, haz que por Dios, oh Teresa, arda nuestro corazón”.
En la tercera edición de la peregrinación de NSC-E, el equipo de liturgia liderado por el P. Carlos preparó un hermoso retablo de aparato efímero para el altar mayor de las misas de campaña que evocaba esta curiosa historia del copatronato. En el mismo, pudimos contemplar a Santiago Apóstol y Santa Teresa de Jesús flanqueando la imagen de Nuestra Señora de Covadonga.
Para completar este tema es necesario hacer referencia al patronato que sobre todos los Reinos de España ejerce desde el siglo XVIII de forma ininterrumpida la Santísima Virgen en el misterio de la Inmaculada Concepción.
En este caso no se produjeron pleitos, sino que, a propuesta unánime de las Cortes Españolas, el Rey Carlos III solicita a la Santa Sede la proclamación como Patrona. A esta petición, el 8 de noviembre de 1760 el Papa Clemente XIII respondió firmando un Decreto que otorgaba dicha concesión, la cual queda ratificada poco después de forma más solemne en la bula “Quantum Ornamenti”.
Es todo un proceso histórico el que tiene lugar en España a lo largo de los siglos, en el que reyes, obispos, teólogos y catedráticos defienden constantemente el misterio de la Inmaculada Concepción, acompañados del fervor del pueblo cristiano. Todo ello tiene un hito en su proclamación como patrona, contribuyendo así a la definición del dogma que llegará en 1854, a lo cual también hacen referencia algunas composiciones populares: “Nuestra España, nación muy amada de la Virgen que tanto la honró, para que fuera sin mancha aclamada con la pluma y la espada luchó.”
Para saber más:
APARICIO AHEDO, Oscar Ignacio. Santa Teresa de Jesús compatrona de España. Burgos, Monte Carmelo, 2023.
REY CASTELAO, Ofelia. Teresa, Patrona de España. Hispania Sacra LXVII, 136, julio-diciembre 2015, pp. 531-573
REY CASTELAO, Ofelia. Patronos e identidades en la Monarquía Hispánica en el periodo de la disputa del patronato de Santiago (1618-1630) Hispania Sacra LXXX, 266, septiembre-diciembre, pp.783-816.
PUBLICADO EN EL BOLETÍN «LAUDATE» Nº25 – OCTUBRE 2023