Peregrinación desde la visión del voluntario

Marta Vidal Martín-Toledano, Voluntaria Responsable de Acogida

«Ad Deum qui lætificat juventutem meam»

Julio, año 2024. IV peregrinación de Nuestra Señora de la Cristiandad en España, un total de tres días para peregrinar desde Oviedo a Covadonga. ¡Qué breve, pero qué intenso a la vez!

Tercer año consecutivo como voluntaria y las ganas e ilusión no mermaron, sino que crecen a la par que el número de tantos jóvenes y familias se animan para ir al encuentro de la Santina y de Nuestro Señor.

Desde Alicante, el Capítulo de la Santa Faz y Ntra. Sra. de los Ángeles quiso hacer partícipe de este gran acontecimiento a nuestro padre y pastor de la diócesis. Por mediación de nuestro Capellán, se solicitó al Obispo su recibimiento y bendición.

Mons. José Ignacio Munilla recibió con gran júbilo una representación de nuestro Capítulo: familias, peregrinos y voluntarios recibimos su bendición y el envío a la peregrinación. Bendijo el estandarte con la imagen de la Santa Faz, la Cruz del Capítulo y la bandera de España con el Sagrado Corazón de Jesús. Las palabras de aliento y ánimo que nos brindó nos sirvieron como acompañamiento espiritual, acción que agradecimos profundamente al Obispo, a quien ofrecimos, a su vez, tenerle presente en nuestro caminar para pedir también por su vocación e intenciones.

¿Qué me lleva a ser voluntaria otra vez en lugar de cambiarme a peregrina y caminar? Sencillamente, querer servir; servir a los demás con la caridad por bandera, como Nuestro Señor nos enseñó con su ejemplo, para acercarme más a Él: «Y respondiendo el rey les dirá: “En verdad, os digo: en cuanto lo hicisteis a uno solo, el más pequeño de estos mis hermanos, a Mí lo hicisteis”» (Mt 25, 40). Eso se traducía para mí en ponerme la última para que los demás vayan primero, que tras cada etapa pueda acoger y cuidar al peregrino dándole la bienvenida y un lugar donde reposar tras su largo caminar, con la preocupación de que tenga siempre todo lo básico que necesita.

Siendo sincera, es una labor que no se ve a simple vista, puede no percibirse de primeras el trabajo hecho, ni ser brillante o agradecido, parecer que se realiza todo en un momento rápido y que requiere de poco esfuerzo, pero la realidad es otra. Hay detrás una preparación a conciencia, una atención en tantos detalles… Se necesita gran cantidad de tiempo para organizarlo todo debidamente. El voluntario se dedica en cuerpo y alma a realizar su tarea para el bien del peregrino; por eso, es de vital importancia conocer bien la labor para así «en todo amar y servir a Dios» (Ejercicios Espirituales, 233).

«¡Marta, Marta! Tú te afanas y te agitas por muchas cosas. Una sola es necesaria» (Lc 10, 41-42). Así me recuerda una gran amiga. Pues como santa Marta, debo aprender a tener presente que una cosa es la importante: el Señor. Por Él hacemos todas las cosas, por eso, el centro de la peregrinación es la Santa Misa.

Todo comenzó cuando mi familia se apuntó a peregrinar hace tres años. Yo desconocía a dónde iban y qué harían. Me apunté a la aventura como voluntaria porque pensé que así podría atenderles si necesitaban algo. Pero la verdad es que, más que hacerles yo el favor, fueron ellos los que me lo hicieron a mí, pues gracias a la peregrinación conocí por primera vez la «Santa Misa de siempre».

¡La familia! Querida por Dios para ayudarnos a encontrar el camino al Cielo. Es en la peregrinación donde se manifiesta la gran familia de la Iglesia Católica. En ella está la Santina, nuestra Madre y Señora de la Cristiandad, y nosotros, que bajo su amparo la aclamamos: «Lætare Mater, Hispania tua est» («Alégrate, Madre, España es tuya»).

Precisamente, el área de «acogida», donde yo fui voluntaria, tiene como modelo a María Santísima: ella nos acoge siempre ante cualquier necesidad. La tarea de estos voluntarios consiste en señalizar todo el campamento y destacar los puestos de información para la atención al peregrino. Servimos como guías, respondemos a las dudas, atendemos el desayuno y la cena, ayudamos con el traslado de las mochilas, mantenemos el orden y la limpieza…, entre tantas otras acciones.

Esta noble causa necesita de voluntarios responsables y comprometidos que puedan dedicarse a la preparación y buen desarrollo de la peregrinación. La realidad es que sin esta labor no hay posibilidad de que salga adelante. Así que te animo a que te sumes a nosotros en las próximas ediciones.

El voluntario sabe que renuncia a muchas cosas, pero obtiene una gran recompensa: que otros puedan peregrinar. Y un «gracias» del peregrino que acude a ti es más que suficiente para que merezca la pena y te llene de alegría para repetir.

Nos vemos el año que viene.
Introibo ad altare Dei.

PUBLICADO EN EL BOLETÍN «LAUDATE» Nº35 – AGOSTO 2024