Un signo de catolicidad

Johanna Pérez Garciarena, Capítulo San Francisco de Javier

«No somos nostálgicos, somos católicos». Esta frase puede resumir la peregrinación Populus Summorum Pontificum de este año. Y es que ese fue el mensaje central desde el comienzo. El viernes 28 de octubre, el aula magna del Pontificio Instituto Augustinianum recibió a las decenas de peregrinos que querían escuchar a ponentes como el P. Claude Barthe, Trinidad Dufourq, el P. Nicola Bux, el periodista Aldo Maria Valli, el Dr. Peter Kwasniewski y Christian Marquant. Francia, Argentina, Italia y Estados Unidos, entre otras muchas nacionalidades, como custodios del tesoro de la liturgia tradicional. La liturgia que ha nutrido la vida de los santos durante siglos.

«Es como volver a casa». A pesar de los reparos, los prejuicios, la persecución y los ataques, el VII Encuentro Pax Liturgica recordó la universalidad del rito antiguo en el espacio y en el tiempo. La Iglesia Católica, heredera de sus santos, permanece hermanada a los católicos de todos los tiempos a través de la tradición. Por eso, como señalaba Rubén Peretó Rivas en la presentación, «herir la tradición es herir algo vivo en nosotros». Mientras, muchos conversos, como los que comparten sus experiencias en el blog de Aldo, sienten la acogida de la misa tradicional y «vuelven a casa» con la belleza y con la verdad. Un signo claro de que el rito extraordinario sigue dando frutos de fe. Porque es ese tesoro redescubierto, en el que todo es sagrado, todo viene de Dios y a Él vuelve con fuerza: «extraordinario» en su sustancia, belleza y riqueza de significado.

Como un verdadero impulso de renovación dentro de la Iglesia. Precisamente, antes de las palabras de Aldo, las palabras de D. Nicola Bux llenaron a los asistentes de posibles reformas de las reformas y, sobre todo, de esperanza y de confianza. «Lo sagrado está renaciendo». Pero sin prisa, pues sin sufrimiento no se consigue nada que no sea nuevo. Y parafraseando a Benedicto XVI sobre el Usus Antiquior como una forma de hacer presente a Dios en el mundo. Con la convicción de que, aunque a veces se ponga en duda la sacralidad de la liturgia, no es un evento transitorio para entretener a la gente, sino un evento de la presencia del Señor en medio de su pueblo elegido, y, por ende, un acto de justicia hacia Dios.

La justicia con la que debemos recibir la herencia sagrada y conservar la PIETAS. Un amor a la patria y a la tradición preparado para sufrir pero tan «profundo, psicológico y ontológico» que, lejos de ser una preferencia, se convierte en devoción y filiación, en quién somos como católicos. Peter Kwasniewski dejó claro que debemos vencer la legalidad positivista porque siguen existiendo verdades que podemos conocer y abrazar, y porque no se puede utilizar la ley como arma ni la obediencia como esclavitud. El pensamiento católico -ortodoxo,  tradicional, si aceptamos ponerle algunas etiquetas- recibe y acata las fuentes de autoridad, y protege la belleza y el bien. Con dos mensajes claros: no hay que obedecer lo que no debe ser obedecido y “Never give up the fight”. El estadounidense lo repetía: nos ha tocado una época de rezar más que nunca, de seguir a los santos, especialmente en su caridad paciente, y con la confianza de que Dios siempre gana la batalla, de que el camino es estar a Su lado.

Como decía Trinidad: «Mientras quede un pequeño grupo que quiere la misa tradicional, hay esperanza». Como ocurre en Argentina desde 2010, donde la peregrinación Nuestra Señora de la Cristiandad camina hasta el santuario de Nuestra Señora de Luján. Y lo que comenzó con una exploración de 10 personas, este año reunió a más de 1500 católicos. Casi tantos como los que peregrinamos a Covadonga en España: 40 sacerdotes, numerosas familias y muchísimos jóvenes y seminaristas que, como mencionaba nuestra presidenta, Diana Catalán, van perdiendo el miedo a mostrar su amor a la misa tradicional. Porque, decía Trinidad, el bien se difunde por sí mismo, como la luz de una fogata que no podrá ser apagada. Así que seamos un ejército de almas fieles (Kevin Cusack), miremos hacia arriba, y sigamos los mandamientos divinos. Al final, cada uno debe elegir cómo es su catolicidad.

Y para los que se pregunten qué hicimos, dónde estuvimos y qué rezamos durante estos tres días en Roma, este fue el plan en detalle:

Viernes:

  • 10-16h: Conferencias Pax Liturgica, en el Augustinianum.
  • Trinidad Dufourq:La liturgia tradicional y la peregrinación Nuestra Señora de la Cristiandad en el mundo hispánico.
  • Don Nicola Bux: De la Mediator Dei Summorum Pontificum: los remedios al colapso de una liturgia celebrada como si Dios no existiera.
  • Aldo Maria Valli: La Misa Tradicional: un tesoro redescubierto.
  • Peter Kwasnievski: Una Iglesia entre el legalismo y la ilegalidad: Recuperar los principios de la acción en tiempos de anarquía.
  • Christian Marquant: En conclusión, ¿cuál es el futuro del mundo tradicional luego de Traditiones custodes?
  • 17h: Vísperas pontificales presididas por el cardenal Matteo Zuppi en la basílica de Santa María de los Mártires (Panteón).

Sábado:

  • 9:30h: Adoración en la iglesia de San Celso.
  • 10:30h: Procesión hacia la basílica de San Pedro.
  • 11:30h: Misa solemne en el Altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro, celebrada por Mons. Marco Agostini, de la Secretaría de Estado y Ceremoniero Pontificio.

Domingo:

  • 11h: Misa solemne en la iglesia Santísima Trinidad de los Peregrinos, celebrada por Mons. Patrick Descourtieux, del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.

PUBLICADO EN EL BOLETÍN «COVADONGA» Nº14 – NOVIEMBRE 2022